El principal motivo que nos llevó a crear este grupo-taller, que calificamos como lúdico-creativo-terapéutico-ecológico y solidario era revertir los efectos secundarios psicológicos tras el aislamiento social por el COVID.
Vimos que nos habíamos aislado demasiado y que algo pasaba. Encontramos numerosos estudios que desvelaban datos preocupantes por la relación entre el aislamiento social y nuestro estado de salud física y mental y la necesidad de reconectar, de volver a relacionarnos y recuperar nuestro capital social, algo intangible pero primordial para el bienestar.
Una vez decimos que queríamos cubrir esa necesidad y siguiendo con la filosofía que a todas nos une de la preocupación por el medio ambiente, decidimos que además lo haríamos con materiales reciclados.
Y para terminar nos unía un tercer motivo, que es la necesidad humana de ser solidario. Y en esta ocasión solidarias con los pequeños que por cualquier tipo de circunstancias está pasando un momento difícil y necesite compañía extra. Y para ello decidimos hacer un “amigo” animal de tela, donde cada uno sería diferente y único, alegre y entrañable de materiales confortables que le acompañase en esta etapa de su vida.
Beneficiándonos de este modo nosotras y ellos, ya que la solidaridad tiene importantes beneficios para la salud mental y el bienestar psicológico, pues mejora la autoestima y ayuda a desarrollar las habilidades sociales. Al menos dijo el presidente de Psicólogos Sin Fronteras, Guillermo Fouce, con motivo del Día Internacional de la Solidaridad Humana..
Y de esta manera nacimos, para cubrir tres necesidades; relacionarnos en los talleres de costura, reciclar materiales y ser solidarios. ¿Que somos ahora? un grupo de personas que cosen muñecos de apego sintiéndose muy orgullosas de estar a disposición de todos los niños que los necesiten.
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